DECLARACIÓN DOCTRINAL
Esta iglesia sostiene como su norma de fe:
I. Que las escrituras
Que las escrituras del antiguo y nuevo testamento son La Palabra de Dios vivo, plenaria y verbalmente inspiradas por Dios e inerrables en los manuscritos originales, que son de autoridad suprema y final en toda cuestión de vida y fe, las cuales se han de interpretar normalmente (gramaticalmente, literalmente, históricamente) 2 Tim.3:16-17; 2 Ped.1:21, 3:16. Creemos en un canon cerrado, es decir que no se requieren de nuevas revelaciones, y solamente esperamos el cumplimiento de las profecías dadas por Dios en las escrituras.
II. Dios Padre
Que hay un solo Dios que existe eternamente en tres personas iguales: El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo, quienes poseen la misma naturaleza y los mismos atributos y perfecciones de la Deidad. Gen.1:26; Dt.6:4; Mt.3:16-17; 28:19; Jn10:30; 14:6-11; 15:26; 2 Cor.13:14. Respecto de los principales atributos de Dios creemos que:
Dios es creador de Todo. Gn1, Ap 4:11, Jn 1:3; Ro 11:35-36; 1 Co 8:6, Hch. 17:24-25; Et al
Dios es independiente de la creación. Hch 17:24-25, Job 41.11; Sal 50:10-12; Et al
Dios es Espíritu. Jn 4:21, Sal 139:7-10; Dios es invisible Jn. 1:18, 1 Ti 1:17, 1 Ti 6:16, 1 J 4:12; Et al
Dios es Omnisciente. Job 37:16, 1 Co. 2:10-11, Heb. 4:13, 2 Cr. 16:9, Mt. 10:29-30, Mt. 6:8, Mt. 10:30, Sal. 139:1-2; Et al
Dios es sabio. Ro. 16:27, Sal. 104:24, 1 Co.24, 1 Co 1:21,27,29, Ro 11:33, Ro 8:29; Et al
Dios es veraz. Jer 10:10-11, Jn 17:3, 1 Jn 5:20, Dt 32:4, Nm 23:19, 2S7:28, Sal 141:6, Tit. 1:2, Sal 12:6, Pr 30:5, Jn 17:7, Sal 139:17, Col 3:9-10, Pr 4:24, Sal 19:14, Ex 20:16, Sal 15:2, Zac 8:17, Pr 12:22. Et al
Dios es bueno. Lc 18:19, Sal 100:5, Sal 106:1, Sal 107:1, Sal 34:8, Gn 1:31, Ro 12:2, Stg 1:17, Sal 145:9, Hch 14:17, Mt 7:11, et al
Dios es amor. 1 Jn 4:8, Jn 17:24, Jn 14:31, 1 Jn 4:10, Ro 5:8, Jn 3:16, Ga 2:20, Mt. 22:37-38, 1 Jn 5:3 Et al
Dios es misericordioso, paciente y dador de gracia. Ex 34:6, 2S 24:14, Mt 9:27, 2 Co 1:3, Heb 4:16, Heb 2:17, Stg 5:11, Mt 5:7, 2 Co 1:3-4, Ex 33:19, Ro 9:15, Sal 119:132, 1 P 5:10, Ro 3:23-24, Ro 4:16, 1 Co 15:10, Ex 34:6, Sal 86:15, Jon 4:2, Nah 1:3 Et al.
Dios es Santo. Ex 26:33, Sal 24:3, Ex 20:11, Ex 29:44, Sal 71:22 78:41, 89:18, Is 1:4, 5:19, 24; Sal 99:9, Sal 99:3, 22:3, Et al
Dios es un Dios de Paz u orden. 1 Co 14:33, Ro 15:33, Flp 4:9, 1 Ts 5:23, Heb13:20, Ef 2:14, 2 Ts 3:16, Is 55:12, Sal 121:4, et al
Dios es justo. Dt 32:4, Gn 18:25, Sal 19:8, Ro 3:25-26, Ro 9:20-21, Job 40:2,8,9, Job 38, Dt 32:4 Et al.
Dios es celoso. Ex20:5, Ex 34:14, Dt 4:23-24; Dt 5:9, 1 Co 4:7, Ap 4:11, Is 48:11, 2 Co 11:2, Et al.
Dios tiene ira por el pecado. Ex 32:9-10, Dt 9:7-8, 29:23, 2R 22:13, Ro 1:18, 2:5, 2:8., 5:9, 9:22, Col 3:16, 1 Ts 1:10, 2:16, et al
Dios tiene voluntad. Ef 1:10-11, 23, 3:9, 4:10, Col 1:16-17, Ro 11:36, 1 Co 8:6, Ap 4:11, Ro 13:1, Hch 4:27-28, Dt 29:29 et al
Dios es libre. Sal 115:3, Pr 21:1, Dn 4:35, Et al.
Dios es inmutable Sal. 102:25-27, Mal 3:7; Nm23:19, 1 S 15:29, Et al.
Dios es omnipresente, infinito y personal. Jer 23:23-24, Sal 139:7-10, 1 R 8:27, Am 9:1-4,Is 66:1-2; Hch 7:48,
Dios es eterno Sal. 90:2, Job 36:26, Ap 1:8,. 4:8; Sal 90:4, Is 46:9-10, Sal 9:2, Ef 1:4, 2 P 3:8, Is 46:9-10,
Dios es todopoderoso Apocalipsis 1:8, Dios es omnipresente Gn 18:14, Jer 32:27, Ef 3:20, Salmo 139:7-10,
Dios es Perfecto. Mt 5:48, Sal 18:30, Dt 32:4,
Dios es bienaventurado; 1 Ti 6:15, 1 Ti 1:11, Gn 1:31, Is 62:5, Pr 8:30-31, Sof 3:17, 1 Co 4:7 Ro 11:36.
Dios es glorioso. Is 43:7, Ro 3:23, Jn 17:5, Heb 1:3, Sal 24:10, Sal 104:1-2, Lc 2:9, Mt 17:2, Ap 21:23, et al.
III. Dios Hijo
Que el Señor Jesucristo es la encarnación de Dios Hijo: en cuanto a su humanidad fue engendrado por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María, por concepción virginal. Es verdadero Dios y verdadero hombre. Mt.1:18-20; Lucas 1:35; Jn1:1-14, 2:11; 12:55; Gál.4:4; 1Tim.3:16.
IV. Dios Espíritu Santo
Que el Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad, inspirador de las sagradas escrituras y agente de la regeneración de las almas; que sella y bautiza al creyente en el momento de creer y habita en él revistiéndolo de poder para la vida y el servicio cristiano mediante la obediencia. Se contrista cuando el creyente peca y se apaga cuando se le resiste o desobedece. Mt.28:19; Jn.3:5; Rom.8:11; 1 Cor.12:13; Ef.1:13; 4:30; 5:18; 2 Ped.1:20-21. Que Dios Espíritu Santo tiene todos los atributos de una persona Jn. 15:26, Ro. 8:16, Ro. 8:26-27, 1 Co. 2:10-11, Hch.15:28-29.
V. El Hombre
Que el Hombre fue creado a imagen de Dios; dotado de libre albedrío; que su caída voluntaria trajo como consecuencia, para toda la raza humana, la depravación total y la muerte física y espiritual; que todos los seres humanos nacen con la naturaleza pecaminosa y son responsables de sus pensamientos, palabras y hechos. Gen.1:26; Is.53:6; Rom.3:9,10, 22-23; 5:12,19; 6:23; Gál.5:17-21.
VI. La Obra de Cristo
Que la muerte de Jesucristo en la cruz fue un sacrificio en sustitución (vicario) de muerte (expiatorio); y por el derramamiento de su sangre, su resurrección corporal y su ascensión a la diestra de l Padre, Él provee la salvación para todos y es el Salvador de todos los que creen en él y le recibe. Ahora esta en el cielo como intercesor y abogado a favor de los creyentes. 1Cor.5:6-8; 1Tim.2:6; Heb.7:25; 1Ped.3:18; 1Jn.2:1.
VII. La Salvación
Que todo hombre que recibe al Señor Jesucristo como Salvador mediante la fe, aparte de cualquier obra humana, “es nacido de lo alto”, y llega a ser así HIJO DE Dios, “creado en Cristo Jesús para buenas obras” (no por buenas obras); Creemos que todos los redimidos son guardados eternamente por el poder de Dios, es decir, poseen seguridad eterna, debido a los siguientes factores: a) el carácter y propósito eterno del Padre, b) la presente obra del Hijo, c) la presencia permanente del Espíritu Santo en el creyente, d) la naturaleza del don de la vida eterna. Jn.2:8-10; 3:6-7; 5:24; 10:28-29; Rom.3:20; 8:1, 6, 9, 29, 30, 38-39; Ef.2:8-9; Tit.3:5; 1Jn.5:11-12.
VIII. La santificación
Que cada persona que se halla “en Cristo” está santificada (separada o reservada). Esta santificación no es la erradicación de la naturaleza adámica, la cual continúa en nosotros hasta el día de la redención final. Sin embargo, Dios ha hecho provisión mediante la muerte de Cristo para que el creyente practique a diario la vida santa conforme a los principios bíblicos. Rom.6:6, 11, 13; 12:1-2; 1Cor.1:2; Gál.5:16-17.
IX. La Segunda Venida
Creemos en el Rapto o arrebatamiento y la Segunda Venida de Cristo. La segunda venida de Jesús se produce en dos fases. Jesús descenderá del cielo para arrancar o arrebatar a su iglesia en el aire para que esté con Él en el cielo durante los siete años de la tribulación. El propósito de su venida es una misión de rescate para evitar que la iglesia experimente la ira divina de este período. La segunda fase es el regreso personal y corporal de Jesús a la tierra para establecer su reino en la tierra. La venida del Señor en las nubes para arrebatar a su iglesia es inminente personal y corporal, y que sucederá antes de la tribulación, Jn.14:3; 1Tes.4:15-17; 1Cor.15:51-54; Fil.3:20-21. Que la venida del Señor a esta tierra para restablecer su Reino Mesiánico será en la gloria de su Padre y acompañado por su Iglesia. Dan.2:44; Hch1:11; Ap.11:15; 19:11-16. Aclaraciones respecto al arrebatamiento, Segunda venida, Milenio y estado eterno:
Respecto al arrebatamiento y la segunda venida
1. En el arrebatamiento, Cristo viene en el aire y regresa al cielo (1 Ts. 4:17), mientras que, en el acontecimiento final de la segunda venida, Cristo viene a la tierra a morar y reinar (Mt. 25:31-32).
2. En el arrebatamiento, Cristo reúne a los suyos (1 Ts. 4:16-17), mientras que, en la segunda venida, los ángeles reúnen a los elegidos (Mt. 24:31). 3. En el arrebatamiento, Cristo viene a recompensar (1 Ts. 4:17), mientras que, en la segunda venida, Cristo viene a juzgar (Mt. 25:31-46).
4. En el arrebatamiento, la resurrección se destaca en la venida de Jesús (1 Ts. 4:15-16), mientras que en la segunda venida no se menciona resurrección alguna con el descenso de Cristo.
5. En el arrebatamiento, los creyentes parten de la tierra (1 Te 4:15-17), mientras que, en la segunda vida, los incrédulos son tomados de la tierra (Mt. 24:37-41)
6. En el arrebatamiento los incrédulos permanecen en la tierra (implícito), mientras que, en la segunda venida, los creyentes permanecen en la tierra (Mr. 25:34).
7. En el arrebatamiento no se hace mención del reino de Cristo en la tierra, mientras que, en la segunda venida, se establece el reino de Cristo en la tierra (Mt. 25:31,34)
8. En el arrebatamiento, los creyentes recibirán cuerpos glorificados
Respecto al día del Señor
El día del Señor involucra solo juicio, no juicio y bendición.
El día del Señor sucede dos veces en el plan profético de Dios, no una.
El día del Señor ocurre al final del periodo a tribulación, no a lo largo de este.
El día del Señor ocurre de nuevo al final del milenio, no durante el mismo.
El día del Señor, tal como se define aquí, no demuestra necesariamente el pretribulacionismo, sino que lo permite de forma cierta y fácil.
6: El día del Señor respalda el premilenialismo futurista.
Respecto al Milenio
Creemos que el milenio es un reino intermedio ya que llega después de esta era presente, aunque antes del estado eterno.
Respecto al Estado Eterno:
El nuevo cielo y la nueva tierra son el destino final de la humanidad redimida. El milenio es pasado. El juicio del gran trono blanco ha tenido lugar. Satanás y todos los incrédulos han sido echados al lago de fuego para siempre. Un glorioso destino aguarda a los santos de Dios cuando vivan en una nueva tierra con acceso directo a Dios, quien entonces vivirá en medio de ellos. (Ap. 21:1). Por lo cual tendremos: 1. Un cielo y una tierra nuevos (21:1); 2. Una nueva Jerusalén (21:2, 9-21); 3. Un nuevo pueblo de Dios (21:3); 4. Una nueva compasión (21:4); 5. Un nuevo orden (21:5-8); 6. Un nuevo templo (21:22); 7. Una nueva luz (21:23); 8. Una nueva población (21:24-27); 9. Una nueva vida (22:1-2); 10. Una nueva gloria (22:3-5)
X. La Resurrección
Que los muertos resucitarán, tanto los justos como los injustos; los unos para la felicidad eterna y los otros para el castigo-perdición eterna. Que los espíritus de los muertos en Cristo pasan inmediatamente a la presencia del Señor, mientras que sus cuerpos esperan el día de la resurrección. 1Cor.15; 2Cor.5:1-8; Ap.20:11-15.
La Biblia habla de la resurrección de los redimidos como la primera resurrección» (Ap. 20:5), la «resurrección de vida» (Jn. 5:29), «vida eterna» (Ro. 2:7), o «vivir por siempre» (Dn. 12:2, NVI).
Esta «primera resurrección de los redimidos se produce en tres fases: (a) Cristo, las primicias (1 Co. 15:23); (b) los santos de la iglesia (1 Co. 15:23, 50-58; 1 Ts. 4:13-18); (c) los santos del Antiguo Testamento (Ex. 37:12-14; Dn. 12:2) y los santos de la tribulación (Ap. 20:4).
La Biblia no usa el término «segunda resurrección», pero se refiere a la resurrección de los no redimidos como «resurrección de condenación» (Jn. 5:29) o «la segunda muerte» (Ap. 20:6, 14; 21:8).
La Biblia no proporciona justificante alguno que nos lleve a concluir que solo habrá una resurrección general de los justos al final.
Por tanto, existen cuatro tiempos reconocidos de resurrección en las Escrituras: (a) La resurrección de Cristo (1 Co. 15:23); (b) la resurrección de los santos (1 Co. 15:23, 50-58; 1 Ts. 4:13-18); (c) la resurrección de los santos del Antiguo Testamento (Ez. 37:12-14; Dn. 12:2) y los santos de la tribulación (Ap. 20:4); y (d) la resurrección de los irredentos de todos los tiempos (Ap. 20:5).
XI. Ordenanzas
Que el Señor instituyo dos ordenanzas: a) el bautismo administrado con agua en el nombre del padre y el Hijo y el Espíritu Santo. Mt.28:19; Hch.2:38-41; 10:47,48. b) La santa Cena, que se compone por los elementos: “el pan” y “el jugo de la vid”, y que es la conmemoración y anuncio de su muerte, practicada por la iglesia hasta que Él venga. Que debe ser precedida por un autoexamen espiritual del creyente. 1Cor.11:23-30.
XII. Dones Espirituales
Reconocemos la soberanía de Dios para dar cualquier don a su iglesia o a cualquier miembro de la misma en distinta época, sin que viole sus propósitos para ella. Creemos en la ministración actual de los dones espirituales bíblicos. Rom.12:1; 1Cor.12, 1Cor.14, Ef.4:1; 1Ped.4, y que los dones de lenguas, apostolado, milagros, profecía, sanidades y nuevas revelaciones no son de ninguna manera designados por voluntad propia de ningún individuo, sino por voluntad única y exclusiva de Dios ni tampoco son requisito para ser o dejar de ser miembro de la congregación. Y que tampoco la congregación tendrá que exhibirlos en su totalidad. Que en caso de que algún miembro por voluntad de Dios obtenga alguno de estos dones deberá cumplir y apegarse a los propósitos de la escritura, y de ninguna manera serán para la propia gloria, sino para la gloria y honra del Único Dios verdadero. Y creemos que varios de los dones espirituales mencionados anteriormente ya han cumplido su propósito para el cual fueron instituidos como el del apostolado y que no son aplicables a la época presente. 1Cor.13:8; 14:22; Ef2:20; Heb.2:3-4.
XIII. Sanidad Divina
Dios sana en respuesta a la oración de fe, con o sin medios médicos de acuerdo a su soberana discreción y voluntad. Si Dios no efectúa la sanidad no es necesariamente un indicio de incredulidad o de pecado en la vida del creyente. 2 Co 12:7-9.
XIV. La Iglesia
En obediencia a las Escrituras guardamos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios en la Iglesia Universal de que somos parte. Ef.4:13; Jn.17:21-23. Deseamos mantener relación para el alcance de fines específicos y el avance del evangelio con grupos que sustenten en fe y practica esta misma norma de fe. No podemos tener unidad organizacional con los que no tiene la sana doctrina.
XV. Satanás
Era un ángel creado por Dios, que pecó contra Dios. Se constituyó enemigo de Dios y de los creyentes. Es poderoso (pero no es todopoderoso y al ser un ser creado está muy lejos de tener todos los atributos de Dios, por ejemplo creemos que no está en todos lados, ni siquiera en más de un sitio al mismo tiempo, no es omnipresente al igual que los demás ángeles tampoco lo son). Cristo lo ha vencido (al igual que al pecado y a la muerte) por su obra en la cruz, haciendo posible la victoria en la vida cristiana y determinando su fin, que es el lago de fuego. Ez.28; Is.14; Gen.3:15; Jn.12:31, 16:11; Col.2:14-15; Ap.12:7,12; 20:1-3,7.